Todas las canciones de Joan Dausà son un homenaje a la verdad, al sentimiento. El cantautor catalán, que celebra desde el año pasado con su gira ‘La gran bogeria’ sus 10 años de carrera, es un reconocido culé y mantiene una estrecha relación con el actual entrenador del París Saint-Germain, Luis Enrique. De hecho, el artista compuso un emotivo tema para su hija menor Xana, que se ha convertido en la banda sonora de la Fundación que lleva su nombre.
¿Cómo es Luis Enrique en las distancias cortas?
Es un cachondo. Le encanta hablar de fútbol. Hay gente que dice que no quiere hablar de su trabajo, pero él, si lo aprietas, te lo cuenta todo. Es encantador, tanto él como Elena. Son una familia muy maja y muy natural. Tengo la sensación de que es una amistad que ha venido para quedarse porque nació de un lugar muy especial.
¿Cuál es la historia detrás de la canción que le escribió a Xana?
La cuñada de Luis Enrique me contactó para decirme que Xana había muerto y que era muy fan de mis canciones. Me dijo que intuía que tenía que conocer a Luis y Elena, su mujer. Mi mujer y yo fuimos a comer con ellos y estuvimos hablando muchas horas sobre Xana.
¿Qué fue lo que más le impactó de ese encuentro?
Era muy bonito ver como ellos han hecho un trabajo increíble para aceptar, para colocar y hacerla presente. Nos emocionó muchísimo y conectamos desde ese instante. Luego nos vimos en una segunda ocasión y ya hacía un año que Xana había fallecido. Fue entonces cuando les mandé la canción grabada a piano y voz. Se emocionaron mucho y dijimos que si algún día se hacía la Fundación, que ya la tenían en mente, podíamos hacer que la canción fuera la banda sonora.
Habla abiertamente sobre la muerte.
Sí, creo que es necesario. Yo siempre he tenido una relación muy cercana con la muerte. Mi madre murió cuando yo tenía 2 meses y creo que es un tema interesante que trabajar. Me siento cómodo y creo que es necesario traer la muerte a la vida, para valorar la vida y naturalizar la muerte.
¿Se vive diferente con fe?
Yo creo que sí. Sobre todo porque te da esa paz en los momentos claves de la vida. El trabajo, las relaciones, el ajetreo social, hacen que nos olvidemos de la profundidad de la vida y si tu no estás conectado con eso cuando llega la muerte, un accidente o pasa algo, revienta todo. Pero si vives con la muerte presente, intentas conectar con el sentir de estar aquí. Se vive diferente porque todo es menos importante.
El último año ha sido muy bonito para usted.
La verdad que sí. En la trayectoria musical parece que vamos tocando el techo y siempre pasan cosas que te sorprenden a ti mismo. Este es un año para seguir observando y arriesgando, pero estamos contentos porque la gente está muy ilusionada con el proyecto.
¿Dónde encuentra la inspiración?
La inspiración se encuentra en la tranquilidad de uno mismo. No importa que sea delante de un bosque o en una habitación 2x2 porque al final, aunque es verdad que la naturaleza es inspiradora. Lo importante es tener claro desde dónde quieres hablar y desde dónde quieres componer.
Llenó el Palau Sant Jordi el pasado enero y el próximo octubre actuará en Madrid, ¿cómo afronta ese reto?
Nuestro objetivo era llenar medio Palau Sant Jordi, era impensable que haríamos ‘sold out’, y después de eso pensamos en repetirlo en otra ciudad. Tampoco creíamos que íbamos a ser capaces de reunir entre diez y doce mil personas en Madrid para cantar canciones en catalán.
¿Cuál es su relación personal con el deporte?
Me gusta el deporte, sigo los Juegos Olímpicos, aunque no conozca a los deportistas. También sigo el fútbol y me encanta jugarlo, pero tengo una relación de amor-odio porque me lesioné tres veces de cruzados jugando a fútbol sala. También juego a pádel y de joven practiqué tenis.
¿A qué deportistas admira?
A los que son naturales. Con los que conectan consigo mismo, con su emoción, y la relacionan con su trabajo y sus seguidores. Me parecen fantásticos los deportistas que inspiran y que tienen la conciencia también de que hay muchos niños y niñas que les siguen. Me gustan las personas que tienen los valores del trabajo inculcados, que estos están por encima de su ego y son conscientes de lo que representan.