CóMO LA AMENAZA FANTASMA HA REPARADO SU REPUTACIóN 25 AñOS DESPUéS DE SU ESTRENO

En un ensayo publicado en el libro colectivo A Galaxy Not So Far Away (Holt Paperbacks, 2002), el humorista Todd Hanson recuerda lo que el estreno de La amenaza fantasma supuso para él durante la primavera de 1999, cuando el hype que rodeaba a la refundación de la saga Star Wars alcanzó tal punto de ebullición que, bueno, decenas de fans norteamericanos decidieron pedirse días libres en el trabajo para poder hacer cola a las puertas de su cine favorito, muchos de ellos caracterizados como personajes a los que ni siquiera habían visto aún en acción (Darth Maul a la cabeza). “Me da un poco de vergüenza reconocer esto”, escribe Hanson, “pero el estreno de Episodio I fue, para mí, una especie de Gran Acontecimiento profundamente personal”. Más adelante asegura que “aquellos que nos metimos de lleno en la exaltación previa a su estreno (y, admitámoslo, casi todo el mundo lo hizo) acabamos sintiendo que nos habían tomado el pelo”,

Hanson no exagera: a pesar de que la crítica especializada no fue (al menos en un primer momento) demasiado inclemente con George Lucas, webs como Ain't It Cool News comenzaron muy pronto a vehicular, especialmente a través de los foros, una suerte de descontento generacional… que no tardó en transformarse en puro odio incontaminado. Para cierto sector de los fans, La amenaza fantasma era algo más que una decepción: tras haber esperado tanto tiempo una nueva entrega galáctica, lo que se les entregó fue poco menos que una humillación, un ataque a todo lo que consideraban sagrado, un insulto. Esta primera oleada de ataques furibundos decidió concentrar todo su veneno en ciertos elementos que pasaron a ser considerados anatema: los midiclorianos, el CGI y, sobre todo, Jar-Jar Binks, cuyo efecto sobre el fandom de la vieja escuela fue tan traumático que hubo intentos de remontar la película sin él, en uno de los primeros ejemplos de montaje fan distribuido a través de internet que se recuerdan. El propio Lucas trató de aplacar a los bárbaros en El ataque de los clones (2002) y La venganza de los Sith (2005), secuelas en las que el pobre Jar-Jar poco menos que desaparece por completo de la ecuación, pero el daño ya estaba hecho: a día de hoy, sigue habiendo adultos que jamás van a ser capaces de perdonarle al cineasta aquello supuestamente tan grave que les hizo hace ya 25 largos años.

Si algo nos ha enseñado esta mitología es que todo Lado Oscuro tiene su reverso luminoso, luego el estreno de Episodio I también puede ser abordado desde una perspectiva antitética: la de toda una nueva generación de espectadores que, junto a un puñado de fans adultos un poco más abiertos de mente, se dejó deslumbrar por las no pocas virtudes del que, con el tiempo, se reveló como uno de los blockbusters más influyentes (sobre todo, a nivel visual) del cambio de milenio. En lugar de volver sobre caminos ya transitados, Lucas decidió replantearse su propio universo casi desde cero, testando de paso las posibilidades del cine digital e introduciendo una serie de conceptos que, lejos de devaluar el corpus temático e ideológico de la saga, lo expandieron hacia nuevas e interesantísimas direcciones. En los últimos años, La amenaza fantasma ha experimentado un proceso de revaluación crítica que deja, por fin, de lado la nostalgia mal entendida para centrarse en lo que esta irregular, pero sin duda estimulante, película infantil de aventuras y ciencia-ficción es, en lugar de lamentarse por lo que algunos de sus espectadores quisieron que fuera.

Nadie representa mejor este cambio de paradigma que Ewan McGregor, quizá uno de los primeros en detectar el nivel de cariño que las precuelas despiertan en aquellos espectadores que crecieron con ellas. El actor es el primero en reconocer que no fue sencillo rodar tanto tiempo frente a una pantalla verde y que, en más de una ocasión, nadie podía entender lo que George Lucas estaba haciendo (salvo el propio George Lucas), pero su actualmente ha hecho las paces con unas películas y un personaje que significan mucho para muchísima gente… Ahora, La amenaza fantasma vuelve a los cines de todo el mundo liberada de ese abrumador hype que la enterró hace un cuarto de siglo. No es su primera reposición en pantalla grande (volvió en formato 3-D allá por 2011), pero sí existe una cierta sensación de resarcimiento y desagravio. La cultura pop se lo debía.

2024-04-30T08:26:44Z dg43tfdfdgfd