'EL ESPECIALISTA': ACCIóN, AMOR Y RYAN GOSLING

Entre los oficios anónimos pero imprescindibles de los rodajes sobresale, por su llamativo perfil, el del doble de acción (en inglés, ‘stuntman’). Una figura en la que por ejemplo Quentin Tarantino se fijó para idear aspectos de ‘Death Proof’ y de ‘Érase una vez en Hollywood’ y que hace pensar en el nombre de Hal Needham o en la serie ‘The Fall Guy’. David Leitch, que precisamente trabajó de doble antes de dedicarse a la dirección (‘John Wick’, ‘Atómica’, ‘Deadpool 2’, ‘Bullet Train’), se basa en la citada producción ochentera, creada por Glen A. Larson y protagonizada por Lee Majors, para ‘El especialista’, su película con Ryan Gosling y Emily Blunt.

La profesión descrita y el factor del cine dentro del cine son el vistoso revestimiento de una historia que a la par subraya su condición de comedia romántica al estilo de una ‘screwball comedy’ clásica, base representada en la relación entre un ‘stuntman’ en apuros y una directora primeriza. La singular combinación despliega un atractivo a ratos arrebatador cuya sugerencia no resulta lo plena que se desearía por la tendencia del filme a creerse más ‘cool’ y ‘molón’ de la cuenta.

Esa inclinación se detecta en el tratamiento referente a la peligrosa situación en la que se ve inmerso el protagonista por culpa de la estrella a la que sustituye, parte expositiva encaminada a jugar con la acción asociada al rol de especialista al llevarla a lo real. Como señalan la modulación de las secuencias y el humor conjugado, Leitch, el guionista Drew Pearce y Gosling quieren emular a Shane Black y no lo consiguen.

En cambio, el recargamiento desplegado sí que da sus frutos en el tramo clave, convertido en una muy entretenida sucesión de finales. Además, en el proceso nunca se pierde la conexión con la trama amorosa y con los momentos para el lucimiento de Gosling, quien se nota que ha disfrutado. Los títulos de crédito desprenden el homenaje a los dobles.

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