POR QUé TENEMOS QUE DEJAR DE ODIAR A RORY GILMORE (¡KRISTEN STEWART LO HA HECHO!)

La serie ‘Las Chicas Gilmore’ ha sido otra de las que gracias al denominado “efecto Netflix”, ha conseguido años después de su estreno recuperar la atención del público, que pese a contar con infinidad de novedades semanales, ha encontrado en su universo de confort un lugar en el que resguardarse. Un uniforme de la empresa de análisis Nielsen demostró que el show fue uno de los diez más vistos en 2023. Por si fuera poco, la serie se ha convertido en un caramelo que se disfruta especialmente a lo largo de los meses más gélidos, como indica Nielsen, que ha descubierto que entre 2020 y mediados de 2023, sus capítulos son vistos un 14 % más que durante los meses estivales, siendo enero, octubre y noviembre los preferidos para disfrutar de las aventuras (poco trepidantes, por cierto) y desventuras (idem) de Lorelai y Rory.

“¿Quién no querría estar allí cuando caiga la primera nevada durante el festival de invierno? ¿O pasear por el huerto de calabazas en marzo (las calabazas llegaron tarde ese año)? ¿O caminar por las calles en una tarde de otoño, respirando el aire fresco del otoño con luces de colores parpadeando a tu alrededor?”, se preguntan en ‘Gilmore Girls: The Official Cookbook’ Lara C. Stache y Rachel Davidson.

Sin embargo, en el instante en el que TikTok ha tomado el armario de Rory como referente, pese a que el personaje siempre mostró un sosegado interés por la moda, emergieron artículos en los que hablaban de ella como de una villana televisiva. Las cosas por las que Rory ha sido constantemente señalada es la forma en la que negaba sus privilegios (sus abuelos eran unos adorables y ante todo, riquísimos señores bien) y sus infidelidades, pues no sólo era infiel a sus parejas, sino que cuando lo era, tenía cierta tendencia a ir a por hombres que a su vez, estaban casados. La situación empeoró cuando el reboot de la serie, llamado 'Las cuatro estaciones de las Gilmore', lejos de hacer al personaje aprender de sus errores, hizo que recayera en ellos.

Ha tenido que llegar Kristen Stewart para que la gente haya visto ahora a Rory de forma diferente. La actriz reconoció estar enganchada a la serie y sentirse muy identificada con el personaje, pues señala que ha cometido los mismos errores que ella. Aunque no aclaró a cuáles se refiere, dudamos mucho que hable de robar yates (sí: Rory lo hizo), siendo bastante posible que sus palabras se refieran al escándalo en el que se vio envuelta cuando fue fotografiada besándose con el director de ‘Snow White and the Huntsman’, Rupert Sanders, que estaba casado con Liberty Ross mientras que ella salía con Robert Pattinson.

Rory y su madre, Lorelai (la preferida de todos, pues interpretaba a una madre soltera con la lengua más afilada que los cuchillos de un buen maestro del sushi), sirvieron como ensayo a los discursos acelerados de la protagonista de ‘La Maravillosa Sra Maisel', artífice de la guionista de ‘Las Chicas Gilmore’, Amy Sherman-Palladino. Sarcasmo, cultura pop e inteligencia definen a estas tres mujeres, que cometen todo tipo de errores mientras hablan de feminismo, exaltan la sororidad, beben ingentes cantidades de café y comen sin pedir ni permiso, ni perdón. De hecho, la comida es tan importante que incluso existe un libro de cocina sobre la serie. ‘Nunca ha habido una ciudad como Stars Hollow. La pequeña aldea de Connecticut, hogar de Lorelai y Rory Gilmore y su variada comunidad de vecinos únicos, es caprichosa de una manera con la que la mayoría de nosotros sólo podemos soñar?”, escriben Elena Craig y Kristen Mulrooney. "La comida es sin duda una parte importante del universo de 'Las Chicas Gilmore', y no está ahí solo para darte hambre mientras. En un mundo lleno de charlas rápidas y caóticas, incluso la comida habla”, señalan.

En realidad, llevamos años pidiéndole demasiado a la serie. Desde exhaustivos análisis de sus personajes e hasta textos que aseguran ODIAR a Rory Gilmore, en realidad la magia de ‘Las Chicas Gilmore’ radica en que funciona como un refugio espacio-temporal (la serie terminó un mes antes de que saliera el iPhone, una inacabable fuente de ansiedad) que nos traslada a ese inventado enclave tan onírico como algo aburrido en el que no hay ni violencia, ni grandes dramas… Aunque por descontado, quien vive una infidelidad, no diría jamás que unos buenos cuernos no son un grandísimo drama, pero ya me comprendéis… “Volver a ver la serie evoca la sensación de recordar que tienes una tarrina de tu helado favorito en el congelador. Es muy difícil determinar por qué es así. Podría ser por nostalgia; podría ser porque te recuerda una relación”, explicaba a ‘New York Times’ dijo Tara Llewellyn, presentadora de 'Gilmore to Say', un podcast de la serie.

Rory estaba destinada a errar, porque desde pequeña fue puesta en un pedestal, y como buena hija única sobre la que recaen todas las miradas de la familia (sé lo que digo), el peso de una perfección programada está condenado a la caída. Lo mismo pasa con esa idílica relación madre-hija que la serie retrata: la idea de la madre-mejor-amiga es siempre delicada y está sujeta a tantas tensiones, especialmente cuando la relación de la propia madre con la suya es harto complicada, que cualquier tropiezo puede suponer una caída irreparable. De hecho, Sherman-Palladino aclaró desde el inicio a su equipo que no se trataba de una serie sobre una relación madre-hija, sino sobre una relación de amistad, por lo que quien busque aquí una radiografía de una relación (im)perfecta sobre una joven madre soltera y su inteligentísima hija, no encontrará lo que busca. Por si fuera poco, la audiencia siempre se pregunta si Lorelai era o no una buena madre. “Mucha gente me dice que una madre buena jamás haría las cosas que ella hace… Mi respuesta es que hay muchas formas de ser una buena madre. Ella no deja que tener una hija defina su personalidad”, asegura Sherman-Palladino.

Stacia Fleegal escribe que la representación de Lorelai en 'Las Chicas Gilmore' es significativa porque "en la cultura televisiva, las madres solteras tienen tantas posibilidades de que se les escriban papeles buenos, feministas y con visión de futuro como las madres en las películas de Disney de sobrevivir". No podemos olvidar que en esa época, la televisión de calidad se vinculaba con la que hacía de la energía masculina su mecha, por lo que el hecho de que la serie aguantara siete temporadas, enfrentándose por si fuera poco en la parrilla televisiva con ‘Friends’, fue un triunfo de la fuerza femenina. ¿Era Rory insoportable? Por supuesto. ¿Hay quien se tira de los pelos porque madre e hija devoren comida rápida y sean delgadísimas? Claro. Pero es mucho más saludable aplaudir que únicamente necesitaran cafés y diálogos x2 para triunfar frente a éxitos culturales como ‘Los Soprano’ y ‘The Wire’, con más testosterona que cafeína, ¿no?

La clave para disfrutar de esta serie y en realidad, de cualquier otra, es tomarnos menos en serio todo. En un momento en el que el tiempo se nos escapa de las manos, es muy disfrutable ver a sus personajes hablar como si sus bocas fueran ametralladoras lexicas (las actrices hablan tan rápido que los productores tuvieron que contratar a un coach de diálogo para que lograran hacerlo, pues la velocidad es tal que mientras que lo habitual es que una serie de una hora tenga 40 o 50 páginas de guión, esta rondaba las 80), es delicioso recibir tanta información y tantos chistes en 60 minutos. Lo que también es delicioso es comprobar que la gente se confunde y saber perdonar los errores ajenos, porque así aprendemos a perdonar los propios. ¿Cómo no va Rory a equivocarse, si la serie retrata el paso de la adolescencia a la adultez? ¿Acaso no hemos errado todas en ese complicado cambio de era?

‘Las Chicas Gilmore’ es una enorme taza de chocolate caliente en la que resguardarte, con la que disfrutar y con la que evadirte. Del mismo modo que la clave para disfrutar de cada sorbo es no darle vueltas a las calorías, a la cantidad de azúcar o a si sería más saludable un smoothie color Grinch, el secreto para disfrutar la serie radica precisamente en dejarse llevar y permitir a la pobre Rory equivocarse, porque quien no se equivoca es quien definitivamente, es realmente desquiciante.

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