'LOCOMíA': LA DURA HISTORIA DE LA 'BOY BAND' QUE TUVO QUE CAMUFLAR SU SEXUALIDAD PARA TRIUNFAR

Esta es una historia de amor. Del amor por la libertad, por el éxito, por el poder, por la disco, por Ibiza y por Locomía. Porque esta crónica va más allá de echar la vista atrás y dejarse deslumbrar de nuevo con la historia marciana de aquel grupo de jóvenes de espíritu underground que confluyeron en una isla a finales de los ochenta y convirtieron una espontánea tribu urbana en un fenómeno pop y estético que conquistaría al público hispanoparlante. Si en algo coinciden los involucrados en este proyecto es en corroborar que Disco, Ibiza, Locomía, la película sobre el nacimiento, auge y destrucción de la tan mítica como efímera boy band española, trata, sobre todo, de la importancia de la familia que se elige. "Ellos habían decidido estar juntos porque así se sentían libres", sostiene Jaime Lorente (Murcia, 1991). "No podían enseñar su identidad en la sociedad de la época, así que crearon un nicho que los impulsó a convertirse en lo que fueron", añade Pol Granch (Madrid, 1998).

Lorente y Granch son dos de los protagonistas del filme dirigido por Kike Maíllo que llegará a las salas el próximo 17 de mayo y que promete poner a bailar la taquilla a ritmo de música dance y a golpe de abanico XXL. Lorente, que saltó a la fama global tras interpretar a Denver en La casa de papel, da vida a Xavi Font, fundador de la formación electro- pop y creador de sus extravagantes estilismos. Granch, referente actual de la escena musical, debuta en la gran pantalla metiéndose en la piel de Jaume, otro de los miembros del grupo. "A pesar de que soy el que menos carrera tiene, me sentí siempre acogido y en casa. Todos dieron su brazo a torcer conmigo", afirma. Junto a ellos, Iván Pellicer (Murcia, 1997), Alejandro Speitzer (Culiacán, 1995) y Albert Baró (Sant Esteve de Palautordera, 1996) conforman el resto de la estelar formación que se reúne de nuevo en las páginas de Harper's Bazaar para certificar que el espíritu de 'familia elegida' impregnó también a su elenco.

"Hemos pasado muchos meses pegados los unos a los otros y se ha creado mucha química. Nos hemos amado, nos hemos peleado... Quizá no de forma tan bestia, pero lo que vivíamos en la película también lo vivíamos un poco fuera", asegura Pellicer, que interpreta a Manolo, protegido de Font y el más sensible del grupo. El alboroto en plató confirma sus palabras. Como si se tratara de la primera jornada de clase tras las vacaciones, se ponen al día sobre sus respectivas vidas, hacen planes para disfrutar del resto de la tarde o debaten sobre el éxito eurovisivo de Zorra de Nebulossaspoiler: les encanta a todos—. También recuerdan anécdotas pasadas, como aquella noche en Barcelona, durante el rodaje de la película, en la que alguien se acercó al DJ de la discoteca para pedir una canción de Locomía. "Era una barbaridad —evoca Pellicer—, nos subimos Pol y yo al escenario y empezamos a hacer los movimientos, pero sin abanicos... Un espectáculo".

Fue precisamente durante los dos meses ensayando las iconoclastas coreografías del grupo de convulsa trayectoria donde se forjaron los lazos de amistad entre los componentes del grupo. Unas jornadas extenuantes aprendiendo a dominar los famosos abanicos que se traducían en heridas, ampollas, contracturas y visitas al fisioterapeuta, pero también en la celebración común de cada hito superado. Porque si los miembros de Locomía no sabían cantar y acabaron llenando estadios, ellos también fueron capaces de brillar sobre las tarimas sin formación previa en danza. Speitzer, una de las grandes figuras jóvenes del cine mexicano, se dice sorprendido por el compromiso mostrado por sus compañeros. "Nosotros no somos bailarines profesionales, somos actores, así que tuvimos que hacer un esfuerzo extra que acabamos disfrutando mucho". En su caso, la decisión de interpretar a Carlos, el adonis canario de Locomía, le venía impuesta desde casa. "Mi mamá en su juventud estaba enamorada de Carlos Santos, mi personaje. Entonces cuando lo platiqué con ella, me dijo, 'Alejandro, tienes que hacerlo'", recuerda, corroborando a su vez el abrumador fenómeno fan que la banda cosechó en Latinoamérica.

Los actores coinciden a la hora de destacar la exigencia de un rodaje que tuvo lugar en Barcelona y Tenerife. "Fue estresante porque, además de las coreos, el vestuario era complicado de llevar, teníamos muchas secuencias y rodábamos varias páginas por día. Pero lo pasábamos bien", apunta Lorente, feliz por haberse erigido en capitán, dentro y fuera del set, de este grupo. El frenesí llegó hasta el punto de que se vieron obligados a rodar uno de los bailes en un hotel frente a los atónitos huéspedes del complejo. Speitzer lo recuerda ruborizado: "Yo creo que se pensaban que éramos parte de la animación del hotel y que estábamos haciéndoles un show. Nosotros corríamos para terminar y ellos haciéndonos vídeos, fotos... Ahí nos reímos un montón".

"Cuando vemos las luchas que existen hoy en día a veces se nos olvida que hubo gente que años atrás ya había puesto un granito de arena...", Alejandro Speitzer.

Ataviados con sus hombreras hiperbólicas, túnicas glam, faldas largas y zapatos puntiagudos, la boy band tutelada por el productor José Luis Gil (Alberto Ammann) dio un toque de color y fantasía neorromántica a una sociedad todavía en blanco y negro. Por el camino, sin embargo, se vieron obligados contractualmente a encubrir su sexualidad para preservar su condición de mitos sexuales entre las seguidoras femeninas. Una decisión, la de sacrificar su libertad para vender más discos gracias a esa ambigüedad impostada, que supuso un acto represivo para varios de sus miembros. Es el caso de Juan Antonio Fuentes, interpretado en la ficción por Albert Baró —conocido por series como Merlí—, que acabó marchándose de la formación por ese motivo. El actor tuvo la oportunidad de conocer a su alter ego en la vida real el último día de la grabación de Disco, Ibiza, Locomía: "Me dijo que cuando lo llamaron para decirle que su personaje había cambiado un poco en el guion él sólo preguntó una cosa: '¿Sigue siendo gay? ¿Sí? Pues ya está' —revela—. Me encantó esa respuesta y he tenido muy presente en el rodaje que él valoró más su libertad que mantener el éxito internacional como cantante".

Speitzer está de acuerdo con su compañero de reparto: "Lo que hicieron fue muy valiente. Cuando vemos las luchas que existen hoy en día a veces se nos olvida que hubo gente que años atrás ya había puesto un granito de arena... y sin darse cuenta, sólo por su identidad y personalidad". Junto a estos ángeles andróginos del cielo ibicenco, siempre en la sombra e injustamente olvidada, estaba la corista y diseñadora de vestuario Lurdes Iribar, interpretada en la película por otro nombre ilustre de nuestro cine, Blanca Suárez. "Blanca ha sido uno de mis grandes descubrimientos. Siempre la he admirado, pero aquí está que se sale", apunta Lorente. "La quiero mucho —admite Pellicer—, fue como una hermana mayor para mí porque nos contábamos nuestras intimidades en el rodaje".

"En este mundo es muy fácil despistarte y terminar siendo un tremendo imbécil. Hay que tener cuidado con el ego y que no se te vaya la cabeza", Jaime Lorente.

Como bien conoce cualquiera lo suficientemente melómano —o veterano— para haber bailado eso de Rumba Samba Mambo, la historia de amor de Locomía acabó mal. La lucha de egos entre Xavi Font y José Luis Gil echó a perder la proyección del grupo justo cuando el mercado estadounidense acababa de abrirles sus exclusivas puertas y se disolvieron tras varias trifulcas internas. Jaime Lorente sabe de primera mano que la gestión de la fama meteórica es uno de los grandes retos a los que se enfrenta cualquier artista de éxito, tanto en la música como en el cine. En sus palabras, "en este mundo es muy fácil despistarte y terminar siendo un tremendo imbécil. Hay que tener cuidado con el ego y que no se te vaya la cabeza... he visto cambiar a mucha gente". "Yo los entiendo", añade Granch, también curtido en factorías de fenómenos fan como el talent televisivo Factor X o la serie Élite. "Cuando de repente te engulle tanta gente, te haces como un escudo con el que intentas protegerte todo lo que puedes. Y, pese a las críticas que recibieron, siguieron adelante a capa y espada" . Y concluye: "Para mí, son unos héroes".

Grooming: David López y Matthew Tuozzoli (Another Artists). Producción: Beatriz Martínez Velasco. Asistente de fotografía: David Valor. Asistente de estilismo: Diego Serna.

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